11.13.2007

Latidos

Y mirando desde arriba algo dentro de mí fluía con velocidades inmedibles,
podía sentir un calor, como del sol, exfoliar por mi piel
y ríos de agua por mis manos emanar.
Luego me invadió el pánico pero me decidí.
Allí mi espíritu deseoso de liberarse del cajón de mi cuerpo retumbaba dando golpes acuciantes que me indujeron a lanzarme,
en ese instante todo desapareció;
entonces el aire tomo aceleración sobre mi cara y mi pecho,
permitiendo a mi alma separarse de este cuerpo como el despojo de un desecho:
mientras uno descendía
percibiendo las alteraciones que la materia del cuerpo hacia al romper cada capa de aire que separa la distancia entre el cielo y la tierra,
mi ser intangible ascendía
hacia una atmósfera imaginaria, dando brincos y aleteos llenos de éxtasis


La sorpresa y la alucinación rebosaron las copas intrínsecas del organismo otorgando nuevas percepciones, nuevas experiencias irrigadas por cambios que aparentan estar sincrónicos, sin embargo la sensación se encuentra tan divergente y disociada de la realidad que parecen estar en instantes distintos y hasta en lugares opuestos. Estos son aspectos que no solo afectan al cerebro, sino que directa e indirectamente, también inciden en otros órganos vitales del cuerpo conduciendo a respuestas reflejadas tanto exterior como interiormente.

En el GESTO se puede hallar un sin numero de emociones la cuales se enmarcan en movimientos corporales y figurativos ricos en descripción, que conlleva a elocuentes y simples o literales deducciones de interpretación. No obstante es en el interior donde las energías hacen generar, desde un modo más oculto, actitudes sin descripciones pero que poseen una calidad ingente de interpretación, pues ese GESTO no es tan corporal como sensual. Es más figural que figurativo.


Estos dos momentos pueden estar ligados, subyugados uno al otro ó pueden ser disimulados uno del otro; se dan por intersticios de tiempo no continuos. Uno es detonante, el otro actúa como explosivo, sea evidente o disimulado el gesto. Entonces esos movimientos constantes y cíclicos al ser afectados por la emoción y la alucinación se alteran cambiando sus ritmos normales de funcionamiento traduciéndose en reciprocidades que cada sistema necesita.

Los “latidos”, como apertura y relajación, acompañan el sentido paliativo de las fluctuaciones y mutaciones de las reacciones sinestesicas; son iteraciones -dislocaciones- armoniosas que se trasforman a medida que se desarrollan. Le dan vida al organismo (sistema), al igual que lo pueden trasformar, mejorándolo y/o degradándolo

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