11.26.2007

guindado del cielo

Por un momento me aislé.
Me eleve.
Acompañado de letras y de aquel paisaje, que solo se pude ver desde arriba,
percibi –de nuevo- las fascinantes figuras sin forma de la naturaleza.

Esas manifestaciones que me inspiran y que intermitentemente

develan lo variable y estocástico de lo natural.

Las nubes, por efecto físicos, formaban imaginariamente

valles y montañas, mares de leva, explosiones, crecimiento y demás fenómenos;

animales, selvas, desiertos (blancos por supuesto) que hacen de un modo u otro relacionar o asociar tal como lo glosaban los surrealistas.






foto: mao (desde vuelo bta-ctg)

-Que casualidad que las letras que leía hablaban del surrealismo-
y mirando por la pequeña ventana ese paisaje danzante
note como una meseta se convirtió en cordillera
y luego ésta devino a mar.
Fue una manipulación divina de la materia y de la forma y (me atrevo a decir) de la textura.
Un hallazgo inmaculado el hecho de cómo la luz
penetraba a través de aquel ente ingrávido
descubriendo su figura (y también su significado);

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