6.30.2009

Huele a...

Hay olores que marcan una pregnancia de lugares, de personas, de instantes. Esos olores, en ocasiones, te transportan hacia ‘eventos pasados, como si fueran el presente’. Pueden llegar a transformarte y a comparar experiencias anteriores con las nuevas, así como alucinar con inexperiencias.


El olfato junto al sentido del gusto, comparten escenarios: recuerdas aquel sabor de su olor; recuerdas aquella mujer que te besó. Es un sentido que se liga a aspectos de acercamiento (aceptación) ó repulsión; llega a ser odio ó amor. Es lujuria y castidad. Así me he encontrado con estas conexiones del olor en las ciudades ó lugares que he visitado cortamente. Ahora en una ciudad extraña (extranjera) la revelación de algunos escenarios se manifiesta cada vez que respiro, incluso, aumentan ese catalogo de la ‘serie olores’ que reposa en mi memoria. Ahí es cuando se desvirtúa lo visual ante lo imaginario, en el momento en donde poco vale lo que ves y todo se vuelca hacía lo que sientes, lo que hueles, a lo que imaginas: el aire frío que sensibiliza tu nariz y dificulta el respirar, cuando aparecen intersticios que llegan a crear cartografías que vinculan el olor con el espacio. En esquinas, calles, en las casas. En los parques, en la plaza, en la discoteca (boliche).






Recuerdo Cartagena, lugar enigmático y estático, que combina muchos olores, podría decir que, entre otras circunstancias, aquellos distintos olores hacen elevar el carácter interesante ó atractivo de la ciudad. Huele a mucho, a variado ó a diverso. Es casi un mundo encerrado en un perímetro que, mayormente, lo cubre cuerpos de agua. Recorrer-la es toda una travesía olfativa, sensitiva, que transforma cada escenario. Llegue a oler, en otra ciudad, algún instante de Cartagena, asimismo encontré en Cartagena, otras ciudades. De alguna manera todo se mezcla, las analogías son inevitables, ó será inevitable la conexión de los lugares? Ó será inevitable la fluctuante realidad nuestra que cambia a medida que sentimos? ó que, tan simplemente, cambia a medida que avanzamos?


fotos: mao | sitios: Cartagena, Co - Buenos Aires y Córdoba, Ar

4.08.2009

Trazas Espontáneas


Llegué a través del mar a esa tierra aislada, que navega sola sobre su propio destino. Una isla parcelada por el tiempo que acarreaban batallas, imposiciones, esclavitud, etnia y, desafortunamente, descuido y pobreza. Sin embargo, cobijada dentro de una alegría ingente, que superaba aquellos miedos retoñados desde sus ancestros en África, quienes lucharon contra el yugo. En esa tierra, aún húmeda por los vestigios de la historia, me posé, y caminando estuve en la calle que no era calle, en realidad, era una terraza que hacía parte de un patio donde la familia departía con los vecinos. Era la antesala a la cocina y a la sala; también, se convertía en la puerta de entrada y el tendedero de ropas; llegaba a ser un espacio de muchas posibilidades.



Hacían ‘sancocho’ y tomaban cerveza, dentro de una atmósfera musical que evocaba sus ancestros: aquellas fuertes raíces africanas; y bailaban. En un momento, caminé hacia la casa: una delicada estructura en madera que albergaba el amor, los deseos y anhelos de quienes las habitaban, quizá la de sus vecinos, también; todo era como una gran familia, viviendo en una gran casa horadada por caminos cual hormiguero, descubierto en conexión al cielo, a la tierra, al océano y a todos los sentidos de quienes la experimentaban. Vi como la topografía con sus líneas, dibujo puentes donde la extensa casa acumulaba nudos, cual nidos habitables. Del territorio emergía un desenvolvimiento involuntario, lleno de azar y de ingenuidad que esculpió aquella porción de tierra que flota en el mar, definiendo un trazado sin estipular. Definiendo aspectos intrínsecos de su comunidad, hoy decaída por la demagogia y la ignorancia, desabrigada de sus costumbres… invadida y sometida por el colonizador, que a pesar de todo, no ha logrado deshilar el tejido que enraíza la costa, el mar, la tierra y la sangre negra, característica de la población de Bocachica.


2.08.2009

vano

No hubo insatisfacción en su deseo /Él se abrió y sin medir su amplitud /tomó la forma que quiso; /modificó la esencia del derredor. /No replicó. /La abertura se construyó sobre el espacio, /horadó el tiempo /exponiendo un nuevo lado; /un marco que revelaba /ese paisaje de instantes en movimiento /con constantes transiciones e intercambios. / Alteraba el recorrido de la luz /y gestaba un disimil proceder de la oscuridad.


foto: miguel cifuentes /exuma, bahamas